Consejos para el Camino
En este apartado vamos a contaros algunos consejos que te pueden ser muy útiles a la hora de preparar tu Camino, como por ejemplo la preparación de la mochila, calzado, época del año, los albergues...
El primer consejo y dependiendo de nuestra discapacidad, es la conveniencia de que nos acompañe alguna persona en nuestra aventura. Por ejemplo, si tienes pensado hacer el camino en silla de ruedas, ten en cuenta que vas a necesitar ayuda en bastantes puntos del recorrido, bien sea por los obstáculos que te vas a ir encontrando, como por las propias dificultades de las etapas.
Las personas con deficiencias auditivas tienen que tener especial cuidado con las incorporaciones a las carreteras que son bastante peligrosas y poner atención a los tramos donde coincidan con los ciclistas puesto que estos únicamente avisan tocando el timbre...
Lo primero, a no ser que tengas una buena preparación física o seas un deportista, es hacer un entrenamiento previo. Así, por lo menos un mes antes, tendrás que entrenarte realizando recorridos de varias horas todos los días. Conseguirás un fondo que vas a necesitar para las etapas que tienes que afrontar.
Un buen consejo es hacer las primeras etapas un poco más cortas. Si haces los primeros días muy duros, puedes llegar a agotarte, desanimarte y volverte para casa.
Antes y después de cada etapa es importantísimo estirar los músculos, de esta manera podemos prevenir las agujetas y las tendinitis.
Otro factor importante es la hidratación. Lleva siempre durante la marcha alguna botella con agua. A veces vas a encontrarte con grandes distancias en las que no vas a poder reponer y a ser posible evita beber de las fuentes. Recuerda que la cerveza no hidrata, resérvalas para el final de la etapa.
Sobre qué época del año es mejor para hacer el Camino, la recomendación sería en primavera o en otoño. Si puedes elegir hazlo en junio o septiembre. En estas fechas la climatología es mejor y aunque hay peregrinos, no está masificado. En verano casi todo el mundo disfruta sus vacaciones, por lo que hay muchísima más gente y habrá días en los que encontrar un alojamiento es complicado. Además son los meses de más calor y pensar en hacer una etapa con 30o no es lo más adecuado. Por el contrario el invierno es ideal para los que gustan de hacer el camino en solitario, el problema es el intenso frío que vas a encontrarte, días con nieves y sobre todo que, al haber muy pocos peregrinos, gran parte de los albergues están cerrados.
EL CALZADO
El Calzado quizá sea la parte más importante de todo el equipaje. Piensa que vas a caminar una media de 20 km diarios. La recomendación es clara: no estrenes el calzado para ir al Camino. Es mucho mejor llevar algo ya usado, pero que siga teniendo una buena suela. Ten en cuenta que el calzado nuevo no está habituado al pie y te puede provocar rozaduras o ampollas que son el peor enemigo del peregrino y el principal motivo de abandono. Por ello también es importante que el pie vaya bien sujeto.
En cuanto al tipo de calzado depende de gustos. Te puede servir tanto una bota como una zapatilla de montaña. Eso sí, es importante que tenga goretex para que expulse el sudor, no entre agua del exterior y el pie vaya siempre seco. La bota te va a venir bien en los días que tengas fuertes subidas, al sujetarte mejor el tobillo, pero estas zonas son pocas y en el resto de las etapas vas a ir mejor con zapatilla de montaña. Pero lo dicho, para gustos...
Lo recomendable es que los entrenamientos previos los hagas ya con el calzado que tienes pensado llevar, para prevenir posibles problemas.
Es conveniente llevar otro calzado para que cuando llegues al albergue descanses los pies. Vienen muy bien unas chanclas que además te sirven para la ducha.
LA MOCHILA
La Mochila va a ser la otra clave para que tu camino sea más sencillo. Lleva solamente lo que sea necesario. Ten en cuenta que no vas a una pasarela de moda. Piensa que todo el peso que lleves en la mochila es peso que vas a tener que cargar durante todos los kilómetros. La carga recomendada suele ser el 10 % de tu peso, pero normalmente vas a llevar menos de esa cantidad.
En la actualidad hay mochilas que son muy cómodas. Son aconsejables las que tienen una estructura rígida en la parte trasera para que no sufra la espalda y que también puedas ajustarlas por la cintura para evitar el balanceo al andar.
Es conveniente que hagas los entrenamientos anteriores a tu partida con la mochila. Así, además de comprobar el peso que vas a cargar, puedes ver si te hace rozaduras en los hombros que pueden llegar a ser muy molestas durante el recorrido.
Sobre la ropa que vamos a llevar, tienes que tener en cuenta que la mayor parte de los albergues tienen lavadora. Así que hay que llevar lo justo. El tipo de ropa depende de la época del año en la que vayas. Con tres camisetas, tres mudas y tres o cuatro pares de calcetines, a ser posible sin costuras interiores, te sobra. A esto habría que añadir un par de pantalones largos y otro corto, además de una chaqueta o sudadera para las mañanas que hace algo más de frío. En invierno deberás añadir un buen abrigo, un gorro y guantes.
¿Qué más cosas hay que meter en la mochila? Importante una toalla. Esas modernas que son pequeñas y de secado rápido son muy útiles. Por motivos de higiene puedes llevar una funda de almohada que apenas te va a ocupar sitio. Para los días de mucho sol te va a venir muy bien una visera y unas gafas. Un chubasquero o una capa que además proteja la mochila. Una bolsa de aseo. Un botiquín básico, que contenga aguja e hilo para las ampollas, una crema antinflamatoria, vaselina, desinfectante, paracetamol, tiritas y sin olvidar el protector solar. Que no se te olvide meter tapones para los oídos. Si vas dormir en habitaciones con muchas personas, ten por seguro que más de una va a roncar. Puedes meter también una navaja, un juego de cubiertos, linterna y que no se te olvide un rollo de papel higiénico...
Para terminar con la mochila, en casi todas las etapas, hay un servicio de transporte que te la lleva desde la salida hasta el albergue en el que vayas a terminar.
Sobre la necesidad de llevar saco o no, puedes elegir. Si únicamente vas a ir a albergues privados no es necesario llevarlo. Si vas a ir alternando dependiendo de la disponibilidad es conveniente que lo lleves y acompañado de una esterilla por si algún día te toca dormir en el suelo. El saco que sea ligero para el buen tiempo y más grueso si vas en invierno.
Sustituyendo el antiguo bordón, es recomendable llevar uno o dos bastones, que te van a facilitar las subidas y a ayudar en los terrenos difíciles.
Se ha puesto de moda que en tu mochila lleves colgando una venera, aunque en realidad los antiguos peregrinos la traían en el camino de regreso, como justificante de su peregrinación.
Por último, la documentación necesaria es la misma que la que llevas a cualquier viaje: el DNI y la tarjeta sanitaria por si necesitas atención médica.
Se me olvidaba recordar, y aunque parezca increíble, que no te olvides llevarte el teléfono móvil y por supuesto el cargador. Aunque quieras desconectar del mundo, los nuevos teléfonos tienen un montón de utilidades como linterna, cámara fotográfica o GPS...
LOS ALBERGUES
Los Albergues actuales son los herederos de los antiguos Hospitales para peregrinos. Esos hospitales eran auténticos “talleres” puesto que no sólo daban alojamiento a los peregrinos, sino que además atendían a los enfermos hasta ponerlos de nuevo en forma para continuar el Camino. Estaban básicamente controlados por el clero y situados al lado de alguna iglesia, convento o monasterio. Es más, en un primer momento los peregrinos dormían en las propias iglesias antes de construirse los hospitales.
En la actualidad la red de albergues del Camino es extensísima además de variada. Continúan existiendo los albergues religiosos, pero cada vez son menos. A su lado aparecen otras variantes como los albergues públicos gestionados por alguna administración, otros controlados por asociaciones y los cada vez más numerosos privados, que son negocios particulares.
Respecto al tipo de alojamiento te puedes encontrar de todo. Desde pequeños hotelitos a otros que son grandes habitaciones llenas de literas. Últimamente y gracias al auge del Camino, la calidad ha mejorado bastante. Prácticamente todos los albergues tienen sus duchas, lavadoras...La mayoría te sirve comidas y los que no, tienen una cocina en la que tú mismo te puedes preparar algo.
En cuanto a los precios, todavía hay algunos que son gratuitos y que se mantienen con los donativos de los peregrinos. Pero cada vez son menos, por lo que se está cobrando un precio simbólico para garantizar su continuidad. Normalmente el precio no suele superar los 5 € en los públicos, mientras que en el caso de los albergues privados es algo superior aunque es raro que pasen de los 10 €.
Los Albergues suelen ser para uso exclusivo de peregrinos y tienen unas pequeñas normas que hay que cumplir:
- La primera es que no se admiten reservas en ningún albergue público. Conforme vas llegando vas ocupando las plazas. En cambio en los privados se puede reservar. Lo único es que te guardan el sitio hasta una hora determinada, a partir de esa hora pierdes la plaza.
- Hay un orden de prioridad a la hora de conseguir cama. Tienen preferencia los peregrinos que van a pie, luego los que van a caballo y por último los de bicis. Y en cada uno de los casos, entra primero el que va solo antes que los que van en grupo.
- La estancia máxima en cada albergue es de un día. Hay casos excepcionales en los que por enfermedad puedes permanecer más tiempo.
- Normalmente tienen una hora límite de llegada y de salida. No puedes llegar más tarde de las 22:00 - 23:00 y tienes que dejar el albergue antes de las 09:00 - 10:00.
Como complemento a estas pocas normas hay otras que son de lógica y que se basan en la educación y en el respeto. Mantén tu espacio limpio, no hagas ruidos innecesarios, piensa que hay otros peregrinos descansando...
Para la correcta gestión de los albergues está la figura del Hospitalero, que en caso de incumplimiento de las normas puede retirarte la Credencial.
Muy importante, dependiendo de tu discapacidad, es la planificación de las etapas. Tienes que tener en cuenta que no todos los albergues que te vas a encontrar son accesibles. En las páginas posteriores al hablar de las etapas, te iremos indicando cuales lo son.
AÑO SANTO JACOBEO
Como ya dijimos al hablar de la historia del Camino, el Año Santo Jacobeo o Año Santo Jubilar Compostelano fue un privilegio que concedió el papa Calixto II y que confirmó el Papa Alejandro III.
Así desde 1.122 se celebra el Año Santo Jacobeo todos los años en los cuales el día 25 de Julio cae en domingo.
En un año Jacobeo lo que se consigue es la Gran Perdonanza o la Indulgencia Plenaria, por la cual se te perdonan todos los pecados cometidos. Para conseguir la Gran Perdonanza tienes que cumplir con una serie de condiciones: por un lado visitar la Catedral de Santiago, confesarte quince días antes o después de estar en la Catedral, asistir a una misa rezando por nuestros pecados y por las intenciones del Papa y comulgar en esa misa.
Si haces el Camino en un año Jacobeo vas a ver que hay muchísima más gente que en un año normal.
Quizás lo más bonito sea el ritual que se lleva a cabo con la apertura de la Puerta Santa. El último día del año anterior al Jacobeo, en un acto simbólico, el Arzobispo derriba la Puerta Santa que permanecerá abierta todo el año y será paso obligatorio de entrada a la catedral para todos los peregrinos. Volverá a ser tapiada el último día del año Jacobeo, permaneciendo cerrada hasta la llegada del siguiente año Jacobeo.
Por último comentar que el próximo Año Jacobeo será en 2021.
LA CREDENCIAL
La credencial actual es una evolución de las antiguas Cartas de Presentación que portaban los peregrinos medievales. En el Medievo estas Cartas tenían algunos derechos. Por ejemplo, al presentarla en las ciudades les libraba del pago de algunos impuestos y les permitía alojarse en los hospitales. En la actualidad la credencial te identifica como peregrino y permite que te alojes en los albergues públicos.
Para conseguirla se puede solicitar en cualquiera de las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago. También te la pueden dar en algunas parroquias, albergues, cofradías... sobre todo en puntos donde mucha gente suele iniciar su recorrido. Aunque no es obligatoria y cada vez se hace con menos frecuencia, a veces al ir a recoger la credencial se lleva una carta de presentación de tu parroquia o de tu ayuntamiento.
Las asociaciones de Amigos del Camino de Santiago te pueden ayudar con consejos de última hora de gente ya curtida en peregrinar.
La credencial es una especie de cuadernillo en blanco lleno de casillas en las cuales te tienen que ir colocando sello y fecha todos los días. La teoría nos dice que se debe sellar al menos una vez al día y en los últimos 100 km al menos dos sellos. Como consejo, no hay que liarse a poner muchos sellos en las primeras etapas porque al final no te van a entrar los de las últimas.
En un principio la credencial es un documento que sólo deberían llevar lo peregrinos que hagan el Camino por un motivo religioso. Por ello se tendría que sellar en las catedrales, iglesias, monasterios y albergues que se encuentren en el Camino. En la práctica la credencial la llevamos todos los que hacemos el Camino y a la moda de los sellos se ha apuntado todo el mundo, así que también vas a tener la posibilidad de sellarla en bares, restaurantes, panaderías...
LA COMPOSTELA
Una vez llegados a Santiago, y si se desea, se puede solicitar La Compostela. Es una forma de autentificar que has hecho el Camino.
En su origen, la forma para demostrar que habías peregrinado a Santiago era traerse una concha o venera. Posteriormente, ante la facilidad de conseguir una concha sin necesidad de peregrinar, se crearon las Cartas Probatorias, un documento que acreditaba la peregrinación y que ha ido evolucionando hasta La Compostela actual.
Para poder obtener esta especie de diploma hacen falta una serie de requisitos. El principal es haber hecho el Camino por un motivo religioso, “devotionis affectu, voti vel pietatis causa” (motivada por la devoción, el voto o la piedad).
El otro requisito es presentar la Credencial debidamente cumplimentada. La norma es muy sencilla, tienes que haber hecho andando los últimos 100 km o los últimos 200 si vas en bicicleta. Por ello es muy normal que si estás haciendo el Camino Francés, al llegar a Sarria el número de peregrinos aumente de forma considerable, pues la gente que sólo quiere hacer los kilómetros necesarios para lograr la Compostela, suele iniciar su recorrido aquí. Aproximadamente un 35 % de los peregrinos únicamente hacen el tramo Sarria - Compostela.
La Compostela la podremos obtener en la Oficina de Acogida al Peregrino que está situada muy cerquita de la catedral en la Rúa do Vilar no 1.
Desde inicios de 2014 también se puede solicitar el Certificado de Distancia. En este otro documento aparecen varios datos de tu peregrinación: Lugar desde el que has empezado el Camino, fechas de inicio y final y la ruta que has escogido.